viernes, 4 de diciembre de 2015

¿Traduttore, Traditore? De los pequeños errores a las grandes catástrofes


Imagino que todos nos hemos hecho eco del revuelo por el caso de la intérprete de Obama. Es una pena que la mayoría de las veces que los traductores/intérpretes salimos en primera plana sea por cosas como esta; por eso, hoy hablaremos un poco de los errores de traducción: fundamentos teóricos, los errores más sonados debido a su gran impacto en la sociedad y algunos consejos para evitarlos.



¿A qué llamamos error de traducción?
Existen diversas definiciones, teorías y clasificaciones al respecto, he aquí una de ellas:
«Equivalencia de traducción inadecuada. Los errores de traducción se determinan según criterios textuales, contextuales y funcionales». (Hurtado Albir, A. La enseñanza de la traducción, 1996).
Seguramente lo primero que se os venga a la cabeza sean falsos sentidos, calcos, falta de coherencia, errores ortográficos… Pero a veces podemos encontrarnos con una traducción ‘perfecta’ e ‘imperfecta’ a la vez… ¿cómo? Pues un error muy frecuente en algunos estudiantes de la materia: no seguir las pautas del encargo de traducción. Podríamos hacer una traducción perfecta, sin ningún falso sentido o contrasentido, pero si por ejemplo no cumplimos con la terminología que nuestro cliente nos pide en el encargo… se acabó, el error llegó a tu obra.
Según C. Nord (El funcionalismo en la enseñanza de traducción, 2009), debemos hacer una clara distinción entre dificultades y problemas de traducción:
«Las dificultades son subjetivas, individuales e interrumpen el proceso hasta que sean superadas mediante las herramientas adecuadas, mientras que los problemas de traducción son inter-subjetivos, generales, y han de ser solucionados mediante procedimientos traslativos que forman parte de la competencia traductora».
Si no ponemos remedio a estas dificultades o problemas, pueden aparecer errores de traducción de una u otra índole según en qué etapa del proceso traductor se produzcan; como por ejemplo errores cometidos por la falta de comprensión del TO, falta de conocimientos extralingüísticos, la no documentación…
Hay distintas clasificaciones al respecto pero todas destacan tres elementos principales: errores que no cumplen las instrucciones pragmáticas del encargo, errores lingüísticos y errores culturales.
‘El traductor sabe de todo y de nada’; ‘¿no sabes lo que significa esto?, ¿pero tú no eras traductor?’; ‘la documentación te solucionará todas tus dudas’; ‘¿la traducción es una profesión de riesgo? Yo me quedo con el traductor de Google’.
¿Cuántas veces habremos escuchado estas afirmaciones? Para los que dicen que traducir es un simple cambio de palabras, exponemos aquí dos casos en los que se muestra lo peligrosas que pueden llegar a ser a veces las palabras mal entendidas o traducidas:
1   - Palabra atómica: El verano de 1945 los Aliados exigieron la rendición de Japón, amenazando con llevar a cabo una destrucción total, el país nipón respondió con «mokosatzu» que quiere decir «sin comentarios», sin embargo, muchos lo entendieron como un «ignoramos y despreciamos el tema». Días más tarde se produjo el ataque atómico por parte de Estados Unidos a Hiroshima y Nagasaki.
2   - Doble operación por una mala traducción: En Alemania se implantaron más de 40 prótesis de caderas defectuosas, ¿por qué?, porque en el manual de instrucciones se especificaba que eran prótesis «non modular cemented» y las implantaron sin cemento, cuando lo que realmente querían decir es que no eran modulares y que debía aplicarse cemento, por eso la mitad de los pacientes tuvo que volver a operarse.

¿Cómo podemos enfrentarnos a los errores de traducción?
Gracias a la revisión, la heroína de la traducción. He aquí unos pequeños consejos, pero como se suele decir, cada maestrillo tiene su librillo:
    
  Deja reposar tu traducción, desconecta.
-          Vuelve con la mente despejada y comienza a revisar
-          Si está en formato electrónico, pásale el corrector ortográfico. No es infalible, pero te      ayudará con los dobles espacios, tildes, etc.
-          Imprime tu traducción, coge lápiz y a releerla de nuevo.
-          Si puedes, pídele a alguien que te la revise, cuatro ojos siempre verán más que dos.

He aquí 4 ingredientes imprescindibles de una receta traductora: una buena formación, práctica y aprendizaje diarios, revisa con o sin prisas y nunca empieces la casa por el tejado.
"People may say what they like of the inadequacy of translation, it is and it remains one of the weightiest and worthiest of employments in the general life of the world.” – J. W. Goethe
Por último, os dejo un artículo muy interesante de TRANS. Revista de Traductología  (http://www.trans.uma.es/pdf/Trans_11/T.197-214Galiano.pdf) donde se da una propuesta metodológica para la revisión de traducciones y otro [en inglés] que habla de otros casos épicos de errores de traducción (http://mentalfloss.com/article/48795/9-little-translation-mistakes-caused-big-problems).

Gema B. Cantero

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