Cuando solicité plaza en la carrera
de traducción e interpretación, lo que más me motivaba era la traducción
editorial y más concretamente la literaria. Desde que era muy pequeña, el
meterme en la cama con un buen libro y un vaso de leche es mi momento favorito
del día. Un día, cuando era aún pequeña, leyendo Alicia en el País de las Maravillas, le dije a mi abuelo que me
encantaba la historia y que estaba disfrutando mucho de su lectura. A lo que mi
abuelo (que me inculcó el amor por la literatura) me respondió «dale las
gracias al escritor por la idea, pero dáselas al traductor por poder leerlo». Y
desde ese momento supe que la traducción literaria era lo mío; que quería
acercar las historias que se contaban en otras lenguas a aquellos que no pueden
leer el original.
Este año al fin, en cuarto y último
curso, he podido cursar la asignatura de traducción editorial y lo primero que
nos dijo la profesora fue que los traductores en este tipo de textos pasamos a
ser creadores, pero también dijo que es la traducción peor pagada y la menos
reconocida, y que muy poca gente puede vivir solo de traducir libros. Y la
pregunta que yo me planteo es la siguiente: si los traductores literarios
pasamos a ser creadores, es decir, que tenemos más libertad y tenemos que
recurrir más a la capacidad creativa ¿por qué se nos deja en la portada
interior del libro y no es la cubierta como muchos traductores reivindican?
¿Por qué somos los que tienen tarifas más bajas siendo una de las traducciones
más complejas? Si bien es cierto que la idea es del escritor, el traductor debe
hacer un ejercicio de adaptación cultural que, en muchas ocasiones, implica reescribir
el texto de cero, con la dificultad añadida que supone el hacerlo con un
registro literario que, en algunos casos roza lo poético, teniendo siempre
presente las ambigüedades, los juegos de palabras y los recursos literarios. Además, al igual que en los demás tipos de
traducción, se necesita documentación previa en muchos casos, como en un libro
histórico, por ejemplo.
Por poner un ejemplo, en el caso de
la traducción de un poema, tenemos que tener en cuenta tanto la rima, como el
contenido del poema, el tipo de estrofa etc., y lo paradójico es que, a pesar
de su complejidad, se nos reconoce el trabajo al no ser reconocidos por el
lector. Y solo se habla del traductor cuando algo del escrito no nos convence.
Sin ir más lejos, está el caso de los libros de la saga Outlander, Forastera en español. Son un total de ocho libros
publicados y traducidos hasta el momento, de no menos de quinientas páginas
cada uno y que ahora mismo tienen muchísimo apogeo por el estreno de la
adaptación televisiva basada en los mismos. Los libros se han hecho especialmente famosos en España,
además de por lo ya dicho, porque la traducción tiene omisiones considerables
(hablamos de hasta capítulos enteros). La editorial ha sacado una reedición, en
este caso sin omisiones, y no se ha hablado del gran trabajo que ha hecho el
nuevo traductor, que ha tenido que mantener el estilo del traductor anterior
para que a los lectores fieles no les impacte un estilo completamente nuevo y
se note el cambio de pluma, y añadir texto a lo ya escrito.
Además, deberíamos tener en cuenta
que, si hablamos de España, el sector editorial recibe su mayor porcentaje de
beneficios de obras extranjeras, es decir, de traducciones.
Si algo es innegable, es que los
traductores en general y los de textos literarios en particular deberíamos
tener reconocimiento en igual medida por nuestros errores y por nuestros
aciertos. Además de que las tarifas no son justas de acuerdo con el tiempo
invertido, la extensión y la dificultad del texto.
Por sacar algo positivo de esta
situación termino el artículo citando de nuevo a mi profesora de traducción
editorial: «Todo tiene su lado bueno y su lado malo. La situación es triste,
pero, al ser el tipo de traducción que peor situación presenta en el mercado
laboral, lo más seguro es que solo encuentres buenos profesionales en el
sector, puesto que hacen su trabajo por vocación y no por dinero o
reconocimiento, ya que no recibirán apenas nada en ambos casos».
Si queréis saber más datos sobre la
situación del mercado de la traducción editorial, os dejo un enlace del
Ministerio de cultura con datos muy interesantes: http://www.mcu.es/libro/docs/MC/CD/TRADUCCION_2010.pdf
María Jesús Ortega López
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