Imagino que todos nos hemos hecho
eco del revuelo por el caso de la intérprete de Obama. Es una
pena que la mayoría de las veces que los traductores/intérpretes salimos en
primera plana sea por cosas como esta; por eso, hoy hablaremos un poco de los
errores de traducción: fundamentos teóricos, los errores más sonados debido a
su gran impacto en la sociedad y algunos consejos para evitarlos.
¿A qué llamamos
error de traducción?
Existen diversas definiciones,
teorías y clasificaciones al respecto, he aquí una de ellas:
«Equivalencia de traducción
inadecuada. Los errores de traducción se determinan según criterios textuales,
contextuales y funcionales». (Hurtado Albir, A. La enseñanza de la
traducción, 1996).
Seguramente lo primero que se os
venga a la cabeza sean falsos sentidos, calcos, falta de coherencia, errores
ortográficos… Pero a veces podemos encontrarnos con una traducción ‘perfecta’ e
‘imperfecta’ a la vez… ¿cómo? Pues un error muy frecuente en algunos
estudiantes de la materia: no seguir las pautas del encargo de traducción. Podríamos
hacer una traducción perfecta, sin ningún falso sentido o contrasentido, pero
si por ejemplo no cumplimos con la terminología que nuestro cliente nos pide en
el encargo… se acabó, el error llegó a tu obra.
Según C. Nord (El funcionalismo
en la enseñanza de traducción, 2009), debemos hacer una clara distinción
entre dificultades y problemas de traducción:
«Las dificultades son subjetivas,
individuales e interrumpen el proceso hasta que sean superadas mediante las
herramientas adecuadas, mientras que los problemas de traducción son
inter-subjetivos, generales, y han de ser solucionados mediante procedimientos
traslativos que forman parte de la competencia traductora».
Si no ponemos remedio a estas
dificultades o problemas, pueden aparecer errores de traducción de una u otra
índole según en qué etapa del proceso traductor se produzcan; como por ejemplo
errores cometidos por la falta de comprensión del TO, falta de conocimientos
extralingüísticos, la no documentación…
Hay distintas clasificaciones al
respecto pero todas destacan tres elementos principales: errores que no cumplen
las instrucciones pragmáticas del encargo, errores lingüísticos y errores
culturales.
‘El traductor
sabe de todo y de nada’; ‘¿no sabes lo que significa esto?, ¿pero tú no eras
traductor?’; ‘la documentación te solucionará todas tus dudas’; ‘¿la traducción
es una profesión de riesgo? Yo me quedo con el traductor de Google’.
¿Cuántas veces habremos escuchado
estas afirmaciones? Para los que dicen que traducir es un simple cambio de
palabras, exponemos aquí dos casos en los que se muestra lo peligrosas que
pueden llegar a ser a veces las palabras mal entendidas o traducidas:
1 - Palabra atómica: El verano de 1945 los Aliados exigieron la rendición de Japón,
amenazando con llevar a cabo una destrucción total, el país nipón respondió con
«mokosatzu» que quiere decir «sin comentarios», sin embargo, muchos lo
entendieron como un «ignoramos y despreciamos el tema». Días más tarde se
produjo el ataque atómico por parte de Estados Unidos a Hiroshima y Nagasaki.
2 - Doble operación
por una mala traducción: En Alemania se
implantaron más de 40 prótesis de caderas defectuosas, ¿por qué?, porque en el
manual de instrucciones se especificaba que eran prótesis «non modular
cemented» y las implantaron sin cemento, cuando lo que realmente querían decir
es que no eran modulares y que debía aplicarse cemento, por eso la mitad de los
pacientes tuvo que volver a operarse.
¿Cómo podemos enfrentarnos a los
errores de traducción?
Gracias a la revisión, la heroína de
la traducción. He aquí unos pequeños consejos, pero como se suele decir, cada
maestrillo tiene su librillo:
Deja reposar tu traducción,
desconecta.
-
Vuelve con la mente despejada y
comienza a revisar
-
Si está en formato electrónico,
pásale el corrector ortográfico. No es infalible, pero te ayudará con los
dobles espacios, tildes, etc.
-
Imprime tu traducción, coge lápiz y
a releerla de nuevo.
-
Si puedes, pídele a alguien que te
la revise, cuatro ojos siempre verán más que dos.
He aquí 4 ingredientes
imprescindibles de una receta traductora: una buena formación, práctica y
aprendizaje diarios, revisa con o sin prisas y nunca empieces la casa por el
tejado.
"People may say what they like of the inadequacy of translation, it
is and it remains one of the weightiest and worthiest of employments in the
general life of the world.” – J. W. Goethe
Por último, os dejo un artículo muy
interesante de TRANS. Revista de Traductología (http://www.trans.uma.es/pdf/Trans_11/T.197-214Galiano.pdf) donde se da una propuesta metodológica para la revisión de
traducciones y otro [en inglés] que habla de otros casos épicos de errores de
traducción (http://mentalfloss.com/article/48795/9-little-translation-mistakes-caused-big-problems).
Gema B. Cantero
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