La censura fue y será un problema presente en todas y cada
una de las sociedades que han formado parte de la historia universal. Puede que en cada sociedad se haya manifestado de
una manera diferente o aplicado a un sector concreto (cine, espectáculo, prensa,
etc.), pero todas han sufrido cierta censura en algún momento de su trayectoria
hasta llegar a ser lo que son hoy en día. España no es la excepción que
confirma la regla, sino que mas bien destaca como uno de los países más
censurados y oprimidos de la historia.
A pesar de que la llegada del franquismo empeoró esta situación
de censura notablemente, no era nada nuevo para los españoles, que ya habían
sufrido la censura de los anteriores “regentes”. En el cine, en concreto,
llevaba ocurriendo desde principios del siglo XX, cuando se censuraron
contenidos que se consideraron inapropiados para ser expuestos al público. Es
ahí, en un momento de inmensa censura como supuso el franquismo, cuando el
doblaje se impuso con más fuerza en España con la llegada de la orden
ministerial de Abril de 1941. Esta orden prohibió que se hablase cualquier otra
lengua que no fuese el español, sin importar si era una lengua del territorio o
extranjera. Por supuesto, esto no quedo ahí, sino que afectó tanto a nivel
individual (no se podían usar nombres de
persona que fuesen extranjeros o incitasen al regionalismo), como a las
empresas y establecimientos del país. Se prohibió pues, el uso de nombres
extranjeros o regionalistas en todo tipo de establecimientos, carteles,
rótulos, etc., los cuales tuvieron que ser cambiados por equivalentes
nacionales.
Está claro que Franco solo intentaba proteger la hispanidad
y la pureza de la cultura española, no influir en la ideología de la gente o en
su educación, ¿quién osaría dudar de ello? Ironías aparte, esta censura tuvo
muchísimas consecuencias, pero no todas fueron negativas, aunque por mucho que
lo intente, solo logro pensar en una positiva: el gran auge de la industria del
doblaje en España. Sin embargo, al
intentar enumerar los aspectos negativos de esta censura lo que faltan son
dedos en las manos que me ayuden a llevar la cuenta de tanta barbarie.
Censurar la práctica de cualquier lengua salvo el español
provocó así una censura de cualquier otra ideología que no fuese la propia del
dictador y los simpatizantes del régimen, ya que cualquier parte del guion que
pudiese parecer de carácter antipatriótico o que fuese en contra de la
ideología del régimen era modificada o suprimida. Tanto la Iglesia como la
Junta Superior de Censura Cinematográfica decidían qué se podía ver y escuchar
y que era totalmente inapropiado, del mismo modo que censuraban imágenes como
las de los rótulos o carteles ¡Recen por las almas de aquellos que pensaron
siquiera fugazmente en la espalda desnuda de Romy Schneider!
La censura cinematográfica cuenta con innumerables
anécdotas, pero algunas han pasado ya a formar parte de la historia del cine y
de España, como el conocidísimo caso de Casablanca o Mogambo. En esta última
los censuradores decidieron que mostrar al público español una actitud tan poco
cristiana como la de Grace Kelly, quien cometía adulterio con el seductor
Clarck Gable, era algo imperdonable, pero remediable, así que pusieron una
tirita sobre el hueso roto y convirtieron al matrimonio protagonista del film
en hermanos, de modo que Grace Kelly pudiese parecer demasiado cariñosa con su
hermano, pero no una adultera ¡dios nos libre! La ocurrencia de Casablanca fue
menos llamativa para la gente que no había visto la versión original de la
película, pero aun así fue destacable. En ella, el pasado del personaje
estrella, protagonizado por Humphrey Bogart, sufre un “leve” cambio, ya que
pasa de ser un simpatizante del bando republicano, a luchar contra la anexión
de Austria al imperio nazi. Un pequeño detallito que las distribuidoras
españolas pensaron que quedaría “mejor”.
A pesar de las decenas de años que han pasado desde estos
capítulos de nuestra historia, muchas de las películas que fueron manipuladas
en la época, no han vuelto a ser dobladas sin estas censuras. Además, ya sea
por falta de imaginación de algunos traductores o por manipulación premeditada,
muchas de las películas que vemos hoy en día no son una versión “fiel” de las
originales, dado que se omiten partes de diálogos, narraciones, subtítulos de
las canciones (que aportan información importante a la historia que se cuenta),
etc. Y disculpen que les diga, pero es tan culpable el que miente como el que
no dice la verdad; el hecho de omitir una parte en lugar de modificarla o
directamente inventársela por completo no los hace menos secuestradores de la
libertad de expresión.
Sara López Martínez
No hay comentarios:
Publicar un comentario