Es indudable que la
música es un arte que tiene la facilidad de llegar a todo el público. Son
tantos los géneros, estilos o manifestaciones que presenta, que es inevitable
que todos amemos sentirla; es más, la música siempre se ha caracterizado por unir
personas, fronteras y mundos, constituyendo una forma de comunicación
universal, al igual que el lenguaje. A veces, música son acordes, ritmo, intensidad
y melodía; pero en muchos otros casos, lo que verdaderamente nos atrapa de ella
es la letra de las canciones. Y en este último aspecto es en el que vamos a
centrarnos en este artículo, ya que es lo que realmente nos interesa como traductores.
Algunos autores clasifican la traducción de canciones dentro de la traducción
audiovisual, ya que entienden esta como la traducción de textos que se
transmiten a través de los canales visual y acústico, y además, la música por
sí sola suele transportarnos a determinadas escenas e imágenes.
Por una parte, cabe destacar la dificultad que supone definir el perfil
del traductor de canciones, ya que poco más se puede añadir que la descripción
de la figura del traductor de cualquier campo especializado, es decir, debe
conocer muy bien los tecnicismos, referencias culturales y equivalencias entre
lengua origen y la meta, así como saber tanto de música como para
especializarse en ello.
Por otra parte, resulta indiscutible el hecho de que la música siempre
ha guardado una estrecha relación con el cine, de ahí que, en muchas ocasiones,
nos parezca imposible recordar el título de una película sin su banda sonora o
imaginar la escena de una película sin la música de fondo, ya que a veces tiene
la función principal de dotar a la escena de significado. Podemos encontrar que
en muchas películas, las letras de canciones no se han traducido, como en las
clásicas El guardaespaldas o Ghost. Pero si, en cambio, optamos por
su traducción, podemos llevarla a cabo de diferentes maneras: sin tener en
cuenta la música; respetando su estructura musical, pero sin mantener el
significado de la letra original; creando una nueva melodía para poder adaptar
la letra a esta; o adaptando la traducción de la letra a la música original. La
elección entre una práctica u otra va a depender siempre del encargo de traducción
y el objetivo del mismo, así como de la función que tiene la canción dentro de
la película y del público a la que está destinada. Según
Peter Low, existen cuatro principios que hay que seguir a la hora de traducir
canciones: el ritmo, la rima, la cantabilidad y la naturalidad; así como ser
fieles al sentido del texto original.
En el caso de los
textos de las canciones que aparecen de los dibujos animados, ya que se dirigen
principalmente al público infantil, se emplean recursos propios de los textos
literarios y de los textos publicitarios para facilitar así la memorización y
divulgación del mensaje (frases cortas, paralelismos, anáforas, aliteración de
sonidos, etcétera).
En definitiva, debemos
de tener en cuenta que todos estos aspectos que se refieren a la traducción de
canciones no solo tienen un objetivo estético, sino que además tienen una
finalidad comercial. Y en mi opinión, el traductor especializado en letras de
canciones debe estar capacitado para aplicar el dominio eficaz de la lengua a
la estructura musical y saber combinarlo con la sensibilidad propia de un
poeta.
Lucía Zamora
Rodríguez
No hay comentarios:
Publicar un comentario