Actualmente, estoy cursando el
cuarto curso del grado en Traducción e Interpretación en la Universidad Pablo
de Olavide. Mi experiencia en el mundo de la traducción es bastante escasa, ya
que ahora estoy haciendo las prácticas de empresa en P4Traducciones, algo que
se acerca al mundo laboral.
Sin embargo, en diciembre de
2015, participé en un proyecto europeo de traducción coordinado desde la universidad
de la ciudad francesa de Rennes. En este proyecto participaban también alumnos
de Francia, Rumanía y Malta, entre otros.
A priori, parecía una oportunidad para adentrarnos más en la
traducción, ya que teníamos que enfrentarnos a un proyecto de traducción; nos
daban un certificado de participación, que, como todo, lo incluiré en mi CV
cuando me lo den, y se trataba de traducir, que es lo que se supone que nos
encanta si estamos estudiando esta carrera. A
posteriori, se trataba de un proyecto de traducción técnica (sí, técnica)
sobre soldadura láser, de la que, por cierto, se encuentra poca información, y
menos aún, traducida al español. Por si fuera poco, era yo la que estaba en
contacto con Rennes para negociar las tarifas, los plazos y el número de
palabras.
Tirando de IATE, la base
terminológica de la Unión Europea, y de páginas web sobre soldaduras,
conseguimos sacar el proyecto adelante, aunque lo peor vino después.
Era obligatorio utilizar una
herramienta TAO de la que no teníamos licencias llamada Memsource. Aunque era
muy fácil de usar, nos dio problemas cuando descargamos los archivos
traducidos, ya que la maquetación de los textos se descuadraba y tuvimos que
ajustarla. Puede que esto se debiera a los textos o a la herramienta, no lo sé.
Tampoco quiero hablar mal de esta herramienta, pero le hacen falta algunas
mejoras.
Aparte de eso, pudimos entregar
el proyecto a tiempo y todo fue bien. Ahora ya solo nos queda que nos manden el
feedback del trabajo que realizamos,
que esperamos que sea positivo.
Isabel Álvarez
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